
Tras Canadá, otro país podría reconsiderar su decisión de adquirir el caza de quinta generación F-35A Lightning II de Lockheed Martin. Un contrato firmado por Suiza en 2022 para la compra de 36 aeronaves está en el centro de una creciente controversia nacional.
En medio de un escenario geopolítico tenso y de una creciente desconfianza hacia Estados Unidos, una parte significativa de la población suiza ha comenzado a cuestionar la elección del avión estadounidense. Según encuestas realizadas entre marzo y abril de 2025, aproximadamente el 81 % de los suizos se opone a la entrega de los F-35. La oposición es aún más fuerte en la parte francófona del país, donde alcanza el 87 %.
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Las razones del descontento son diversas: desde la desconfianza hacia las intenciones de Washington y el impacto de nuevos aranceles comerciales, hasta el deseo de reducir la dependencia tecnológica de Estados Unidos. Bajo presión política, cobran fuerza los llamados a un cambio de rumbo hacia plataformas europeas.
Alternativas en estudio: Rafale, Eurofighter y Gripen

Las Fuerzas Armadas suizas están evaluando actualmente otras opciones. Entre ellas se encuentran el Dassault Rafale de Francia, el Eurofighter Typhoon desarrollado por un consorcio europeo (Alemania, Reino Unido, Italia y España) y el Saab Gripen E de Suecia.
El Rafale se destaca por no contar con componentes bajo control de Estados Unidos, además de estar equipado con radar avanzado y sistemas de defensa electrónica sofisticados. El Eurofighter, aunque integrado en la OTAN, se considera el más caro de operar, con un coste estimado de 25 000 francos suizos por hora de vuelo (más de 30 000 euros). El Gripen E, por su parte, es la opción más económica, aunque fue rechazado en un referéndum nacional en 2014 por dudas sobre su eficacia en combate.

Cada modelo presenta ventajas distintas — desde mayor autonomía estratégica hasta menores costos operativos — pero cualquier cambio exigirá una revisión profunda de la estrategia de defensa nacional.

Impactos y próximos pasos
El posible abandono del F-35 no es solo una cuestión técnica o de seguridad. La decisión podría generar tensiones diplomáticas con Estados Unidos y afectar empleos relacionados con la cadena de suministro del programa. Por otro lado, optar por una aeronave europea también podría fortalecer la histórica neutralidad suiza y ampliar su autonomía estratégica.
La decisión final se anunciará en los próximos meses y promete redefinir el rumbo de la defensa aérea suiza en la próxima década.
Fuente: Watson. Este contenido fue creado con ayuda de IA y revisado por el equipo editorial.